En el pijama de mi novia sale Mafalda diciendo precisamente
esto: “a veces lo urgente no deja sitio
para lo importante”. Me parece una gran frase, una frase que deja salir
mucha sabiduría. Si nos paramos un momento a pensar cuántas veces nos vemos
envueltos en situaciones, en multitud de ámbitos, donde justo estamos a la
faena de lo “urgente” dejando
precisamente de lado lo “importante”
nos sorprenderíamos comprobar el coste que genera dicha confusión.
La situación crítica en la que se encuentra el país (casi
diría occidente) nos invita, nos tienta, a atender lo “urgente” dejando quizás de lado lo “importante”, dejando ver precisamente la desorientación ética en
la que estamos inmiscuidos.
Lo digo a propósito
de la vigencia en mi opinión, de la
tesis marxista que consiste en que la “conciencia”,
“la ideología” (en sus términos: la superestructura) deriva de la “estructura material”, esto es; de los “medios de producción”, de la economía
(en sus términos de la infraestructura).
También lo digo por otra afirmación de
Marx que consiste en que el comunismo llegaría en una sociedad avanzada,
industrializada, y llegaría como culminación o eclosión del capitalismo. Estas
dos afirmaciones las menciono precisamente porque vivimos en un mundo
presumiblemente liberal donde Isaiah Berlin nos explicitó en qué consistían “dos conceptos de libertad”. Uno negativo
que reza de la siguiente manera: libertad como el ámbito de no interferencia de
otro sujeto a lo que yo estime oportuno para mi destino vital (un compendio de derechos). Y el otro
positivo que dice que debo ser yo mismo quién gobierne mi destino, el dueño, el
amo de mi destino (viene a ser la
democracia representativa).
Todo esto lo comento, como decía, porque parece que
asistimos a una confusión de valores donde lo “urgente” no está dejando paso a lo “importante”. Parece que libertad es “ser igualmente libres” es decir libertad parece equivaler a igualdad,
que también se formulaba como “igualdad de
oportunidades”. Pero como decía; en un mundo avanzado y capitalista parecen
haberse reformulado los términos en los que “libertad”
equivale a “igualdad de consumo”.
Hoy parece que mucha gente no vive como antes, mucha gente no
tiene acceso al consumo de antes, mucha gente no es igual de libre que antes.
Hoy parece que estamos dispuestos a sacrificar “lo importante” por lo “urgente”.
Es decir, estamos dispuestos a sacrificar derechos, libertades, garantías
sociales, con tal de que podamos tener acceso al consumo como antes, a vivir
como antes, estamos dispuestos a ser gobernados por quién sea, gente que no
hemos elegido voluntariamente (mercados o técnocratas). Que fino hilaba Marx.
Ya concluyo con Mafalda diciendo que “a veces lo urgente no deja sitio a lo importante”.